domingo, 31 de agosto de 2014

Helado de frambuesa mmm...

¡Hola a todos!

Ya se acaba el mes de agosto... ais... y ¡llega septiembre! Creo que ya os lo he comentado alguna vez, pero me gusta septiembre, época de inicios y de vuelta a la rutina... todo tiene su parte buena.

Estos últimos días de agosto, por su parte, están resultando sofocantes, bfff, hace muuucho calor... Así que he sacado la heladera del armario. Me la regaló mi buena amiga Gemma el año pasado para mi cumple y ¡me encanta! Eso de poder hacer heladitos caseros... mmm... Y como sabéis,este verano no ha sido el más relajado de nuestra vida, ¡así que aún no había hecho ningún helado!

Hacía días que tenía antojo de helado, pero no acababa de decidirme por cuál, he estado mirando y mirando recetas, todos muy apetecibles, pero no acababa de saltarme esa chispa dentro que me hace levantar de inmediato y ponerme con la receta. Entonces, en medio del Lidl, las vi. ¡Frambuesas congeladas! Bueno, en medio, no, en la sección de congelados. Pero ahí estaban e inmediatamente mi mente hizo las conexiones necesarias: helado de frambuesa. ¡Con la de frambuesas que he comido esta primavera! 
Ya sé que no es nada súper espectacular, pero ahí radica su encanto: sencillo y refrescante. El postre perfecto.



¿Os animáis?
Para hacer este helado necesitaremos:
  • 2 yemas de huevo
  • 200 ml. de leche semidesnatada
  • 200 ml. de nata líquida para montar 
  • 70 gr. de azúcar glacé
  • 300 gr. de frambuesas
  • 18 gr. de azúcar invertido
Lo sé, al leer los ingredientes, habéis pensado ¿azúcar invertido? Pues sí, lo llaman así y ha sido la clave para obtener la textura idónea del helado. Todas las pruebas de helado que había hecho hasta ahora me quedaban buenas de sabor pero no conseguía la textura adecuada ya que quedaban como cristalizados y no cremosos. Tras buscar información en diferentes  blogs, descubrí el secreto: el azúcar invertido. Se prepara en un tris y el helado ha quedado ¡muy cremoso! Y por lo visto, también se puede usar para bizcochos, así que ya tengo mi tarro guardado en la nevera ya que ¡aguanta hasta 12 meses! La receta que he utilizado es del blog: Olor a Hierbabuena. Vale la pena hacerlo, de verdad, la mejora en la textura ha sido ¡más que notable!

Azúcar invertido  aparte, ¿cómo hacemos el helado?

Sacamos las frambuesas con anterioridad para que se descongelen.
Comenzamos batiendo a velocidad baja las yemas y el azúcar hasta que la mezcla claree. Si no queréis que quede ácido, ya sabéis ese toque que tienen las frambuesas, podéis añadirle más azúcar al gusto. A continuación, añadimos la la leche y batimos de nuevo . Montamos la nata y la añadimos a la masa. Removemos hasta conseguir una masa homogénea. Añadimos el azúcar invertido y batimos de nuevo.
Trituramos las frambuesas con la batidora (¡el color es precioso!), añadimos el puré de frambuesas a la masa y removemos de nuevo hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.

¡Y ya tendremos la masa preparada!

Si tenemos heladera, deberemos seguir las instrucciones de la misma, que en la mayoría de casos, supone meter el recipiente 24 horas antes en el congelador y tener también la masa ya preparada unas horas en la nevera antes de meterlo todo en la heladera.

Si no tenemos heladera, vertemos la masa en un recipiente y lo metemos en el congelador. Durante las horas posteriores, deberemos ir removiendo el helado cada 30 ó 45 minutos para conseguir la textura adecuada.

Si os gustan mucho los helados y queréis hacerlos caseros, ya sea porque os gusta hacer de cocinillas, o porque no queréis tantos conservantes,... merece la pena una heladera. La mía es de SilverCrest de Lidl y va de maravilla. Incluso en algunos blogs la elogian por su relación calidad-precio. Obviamente, llego tarde con esta recomendación, puesto que siempre la ponen a la venta a principios de verano, pero bueno, dicho queda. Que helados comemos todos los veranos, ¿verdad?

Si os animáis a hacerlo, ya me contaréis, prepararlo cuesta 20 minutos, no más, de verdad. Y luego el ratito de congelador, ¡y merece la pena!

En casa, en cuanto lo hemos probado, lo hemos visto acompañado de chocolate, ya que el contraste es delicioso, o mejor aún, acompañando un coulant, mmm... En cualquier caso, ya veréis qué ligero es.

¡Espero que lo disfrutéis!

¡Y buen inicio de septiembre! 

Besos...




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